PENSAR EL SIGLO XXI
El papel de las nuevas tecnologías, pensar la situación del Humanismo, replantearse el concepto de tiempo y el significado de Historia, analizar la situación ecológica propiciada por la superproducción de bienes innecesarios y una fallida globalización en lo económico, son, entre otras muchas, las preguntas que se formulan en este Pensar el siglo XXI.
El siglo XXI puede considerarse el eco de una gran detonación causada por la violencia del siglo anterior, oscurecido por dos guerras mundiales, traumáticas guerras civiles y violentas desintegraciones de países que han puesto en entredicho la presencia de organizaciones mundiales a causa de su escasa efectividad e influencia. Los nombres de Dachau y Auschwitz, pero también la presencia de los gulags, hicieron posible la “exhibición pública” de la muerte a gran escala, lo que ha incidido en la propagación del nihilismo y en la construcción de una sociedad sustentada en el consumo, la ideología del bienestar y el individualismo más radical. Preguntarse por estas cuestiones, plantearse el papel de las nuevas tecnologías, pensar la situación del Humanismo, replantearse el concepto de tiempo y el significado de Historia, analizar la situación ecológica propiciada por la superproducción de bienes innecesarios y una fallida globalización en lo económico, son, entre otras muchas, las preguntas que se formulan en este Pensar el siglo XXI, una época cuyo destino inmediato consiste en restañar y corregir lo acontecido en la anterior centuria y refutar la mentalidad postmoderna que parece haber llegado a su fin. Estamos, pues, ante una “época dañada”, fragmentada por lo que se ha dado en llamar “necropolíticas” que han socavado la esencia de las democracias y abierto las puertas a las ideas totalitaristas que proceden tanto de los populismos como de un discurso neorreaccionario (Nick Land) que fomenta la erosión de la idea de Estado y de los bienes públicos.
La posibilidad de distinguir entre la ciencia y la técnica, la exigencia de un nuevo lenguaje que acepte y armonice la pluralidad de mundos que confluyen en una misma realidad, subsanar el deterioro ético de la sociedad, indagar sobre el significado del trabajo y la producción, asistir a la irrupción del posthumanismo y detectar las fisuras del postantropocentrismo, estudiar la laicidad y las corrientes neorreligiosas, así como ahondar en la mirada del postcolonialismo son caminos y propuestas que han reclamado la atención de los filósofos aquí sugeridos, todos ellos de extraordinaria reputación internacional, distinguidos por su solidez y por una particular sagacidad que les autoriza, desde distintos puntos de vista, emitir un diagnóstico sobre el presente siglo.