Salvatore Sciarrino, maestro de la música contemporánea charla con el compositor José María Sánchez-Verdú.
El complejo universo sonoro de Sciarrino se mueve en un mundo crepuscular, unos márgenes en los que es posible encontrar la estética japonesa de los haikus, la instantaneidad del sonido en el silencio y una ética ecológica. Para el compositor italiano, “desde lo mínimo es posible crear lo máximo”.
El concepto de repetición es uno de los elementos más destacados por los expertos en su obra. Sciarrino confiesa que siempre le ha interesado el movimiento periódico de todo lo que existe, “no se trata de repeticiones si no de oleadas cíclicas, son como olas de sonido que se van creando para ser más lentas, rápidas o incluso superponerse en diferentes estratos”.
Muchos de los sonidos que usa el autor no proceden del mundo sonoro. Es el caso de los graves, que transmiten medidas de peso o los agudos, algo que pincha.
Respecto a la tradición, Sciarrino ve interesante modificar la identidad de la obra legada por otras generaciones. “No vestir de nuevo los cadáveres del pasado, si no hacerlas revivir. Transcribir sin transfigurar no tiene mérito. Tiene que haber una aportación”, explica.
