Adriana Cavarero y Donatella Di Cesare, pensadoras italianas, reflexionan sobre el concepto democracia en el siglo XXI, un diálogo moderado por la filósofa Rosa Rius.
La experiencia de la democracia tiene su origen en manifestaciones públicas, eventos políticos o artísticos que marcan un cambio de rumbo en la historia. Son momentos de ruptura pero también de fuerza generadora, eventos artísticos que tienen consecuencias políticas Los encuentros de Pamplona de 1972 fueron una de ellos. Así lo cree Adriana Cavarero, para quien “la experiencia de interacción en un espacio compartido es el momento en el que degustamos la libertad, un placer que produce escalofríos de felicidad pública”.
Eso es democracia surgente, un concepto propuesto por Cavarero para superar de una manera positiva y optimista las formas imperfectas de la democracia actual. Para la autora, la revolución iniciada por las mujeres en Irán es un claro ejemplo de movimiento liberador que contribuye a construir esa democracia surgente.
Donatella di Cesare coincide con Cavarero al asegurar que las palabras revolución y democracia han sido vaciadas de contenido. “Tenemos una democracia sin participación del pueblo; el mercado y la seguridad han cambiado las reglas, la decepción ha producido una despolitización de la sociedad. Cuando le echamos la culpa al populismo hay que recordar que recogen las reivindicaciones de un pueblo que sabe que ya no tiene poder. Somos seres pasivos”.
Como solución, Di Cesare reivindica el movimiento de la democracia radical, más democracia y participación.
