Deshacer los tópicos, analizar la historia para no incurrir en más errores, reconocer que no existe un pueblo que no sea deudor de civilizaciones ajenas. La propia Europa es una muestra de ello. Es cierto, todos venimos de muy lejos, de ahí que se haga necesario saber discernir cómo se llega a tierras extranjeras y con qué voluntad, si para sobrevivir en ellas, o para, en el peor de los casos, someterlas. La ambición humana, en todo lugar y todo tiempo, ha entendido la colonización como dominio del territorio al que se llega. Sin embargo, no sólo es un hecho del pasado, es preciso dar un paso adelante en la cuestión colonial y reparar en que también hoy somos colonizados por un agresivo sistema capitalista y tecnocrático que desconoce continentes y fronteras.