El jurado ha valorado la capacidad de esta instalación para generar una nueva experiencia urbana en un espacio caracterizado por su gran superficie y el predominio del pavimento pétreo como la Plaza del Baluarte a través de una intervención ligera, cálida y poética, se logra transformar por unos días el lugar en un ámbito amable, transitable y lleno de significado.
Según describe el acta del jurado, “la instalación propone una nueva lectura del espacio público mediante el uso de materiales orgánicos y accesibles, como las pacas de paja y la madera, que introducen un contraste material y sensorial con el entorno pétreo. Esta estrategia consigue aportar calidez, textura y escala humana a la plaza, haciendo que cobre sentido para quien la atraviesa.
Se ha destacado cómo, mediante un gesto sencillo, se genera una diagonal en un espacio ortogonal, dinamizando su uso y abriendo una nueva forma de recorrerlo. Esta diagonal efímera invita al movimiento, a la curiosidad y al juego, proponiendo otra manera de habitar lo cotidiano.
El proyecto no solo se entiende como instalación, sino también como experiencia pedagógica y colectiva: desarrollado en el marco de un taller universitario, ha permitido al alumnado enfrentarse a la materialización real de una idea arquitectónica, experimentando de primera mano su construcción y su impacto en la ciudadanía.
En definitiva, se reconoce una intervención que, sin alardes, activa la memoria cultural, explora los límites entre arte y arquitectura, y demuestra que lo efímero puede ser profundamente transformador.”.
Instalación de la edición 2022.
Instalación de la edición de 2024