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Segunda jornada: un viaje entre poemas, autocuidados, sonidos de la naturaleza y música electrónica

Una fría pero soleada mañana recibía a la segunda jornada de los Encuentros de Pamplona. El polvorín abría sus puertas para mostrar a la ciudad la exposición “El funcionario dijo”, una muestra de poemas – collage, que la escritora y Premio Nobel Herta Müller presentaba en Pamplona.

La exposición muestra 140 poemas – collage originales, creados por la escritora alemana. Cada poema funciona solo, aunque unidos forman un relato de “auto-ficción”. La obra narra la experiencia de una refugiada que sale de una dictadura. Al llegar al país de acogida es interrogada y maltratada por el aparato administrativo, lo que le supone una continuación a la presión psíquica que sufre. “El funcionario dijo” se ha recogido en una publicación, editada por Los Encuentros de Pamplona, y ha sido traducida al castellano por Cecilia Dreymüller y al euskera por Maddalen Subijana.

Debido a una intervención médica, el filósofo, crítico de arte y teórico de los medios Boris Groys no pudo participar presencialmente en los Encuentros de Pamplona, y lo hizo por videoconferencia, en un diálogo facilitado por Carolina B. García – Estévez. Durante su intervención, desgranó las principales ideas de su libro La Filosofía del Cuidado, en el que plantea la diferencia entre el autocuidado y el cuidado institucionalizado representados por la racionalidad de la medicina y la burocracia del sistema.

Groys plantea que el cuerpo humano es el gran espacio privado del individuo, y por lo tanto su mantenimiento constituye un elemento de libertad frente a los cuidados más institucionalizados. Una de las grandes preguntas que nos plantea es, si merece la pena simplemente existir, vivir o si realmente hay que vivir de una determinada manera, y es esa determinada manera es la que da valor a nuestra propia vida. Según expuso el filósofo, en los espacios institucionalizados como un hospital, un museo, o también un gran archivo donde van quedando los libros las memorias de los individuos creativos, existen una serie de personas fundamentales, que habitualmente no se ven o no se tienen en cuenta. Son las personas que se dedican a los cuidados dentro de estos espacios, quienes se dedican a la limpieza de un hospital o a la vigilancia de un museo. En este punto conecta con filósofos de larga tradición del siglo XX como pueden ser Nietzsche, Heidegger o Hannah Arendt. 

Bajo el título Transculturalidad, tiempo y linaje, la compositora australiana Liza Lim dialogó con Fabiá Santcovsky acerca de su obra, su forma de componer y su propia comprensión de la música. “El arte tiene que ser un proceso creativo dentro de las interacciones de la naturaleza” expuso. Esta idea está presente de manera muy evidente en su obra Multispecies Knots of Ethical Time, en la que un violín es tocado por el río. Lim recuerda los primeros sonidos del bosque, los grillos y los árboles que lo habitan: “como compositora tengo una sensibilidad muy fuerte al sonido, para mi es material físico, más allá, son seres vivos con los que colaboro”. Estas ideas son protagonistas y se comprenden a lo largo de su plural obra, inspirada en la ecología, los instrumentos y los sonidos. “El arte es el poder último” concluyó.

La última experiencia del día se vivió de nuevo en la Ciudadela. La Sala de Armas acogió el espectáculo Latent Body, del matemático, artista digital y DJ japonés Daito Manabe. Como expuso la periodista musical Isabel Díaz, Manabe es “una de las mentes artísticas más interesantes de nuestros días”.  Su trabajo ha tomado forma en proyectos de diseño, publicidad, videos musicales, instalaciones artísticas y colaboraciones científicas.  Enormemente polifacético, Daito Manabe es una persona que se ha dedicado a aprender, a conocer, a saber, en todos los aspectos de la danza, físicos, técnicos, emocionales. Además, ha trabajado en diferentes proyectos de danza, siempre de la mano de la Compañía Elevenplay.

Durante 45 minutos, Manabe ofreció una experiencia sonora y visual de música, programación y danza, ante una abarrotada Sala de Armas que vibró al ritmo de la música electrónica y la imagen.